[1:47 PM, 4/25/2018]
Y fue después de esa noche en particular
que deje de evitar pensar en él, en nosotros y lo que tuvimos.
Ambos tuvimos culpa pero a pesar de
todo me hubiera gustado que funcionara.
Y solo lloraba, por nada y por todo a la vez.
Y fue la primera vez que lloré desde
que terminamos. La primera.
Suelo cargar con todo como si no pasó
nada, y así evito la vulnerabilidad de descubrir que me dolió. Y lo llevo hasta un punto de quiebre en donde el cristal es tan delgado que ya no
lo puedo sostener.
Y ese fue mi momento de quiebre,
todo se desmorono y razone los porqués.
No hay una "razón" por la
cual no funciono.
Debo aceptar mi parte de la culpa.
Sé que mi mis cartas en la mesa no estaban completas, no porque no quisiera, sino porque no lo sentía.
Pensé
que porque había "algo" todo iba a estar bien y creí que
mis sentimientos por él iban a crecer conforme profundizáramos nuestra relación,
y no paso.
Me forzaba a quererlo a pesar de que
no lo estaba sintiendo.
No puedo decir que no hubo nada, lo
hubo.
Disfrutaba estar con él, salir al cine,
tomarnos de la mano mientras caminábamos, comer helado sin decir nada y solo
vernos a los ojos con una sonrisa, verlo mientras manejaba, cantar en su carro,
jugar en la sala y lanzarnos los cojines, el
verlo esperándome después de un largo día de trabajo, abrazarlo y sentir que nada más existía en ese momento, lo quería.
Pero eso no significa que debimos estar juntos.
Intente amarlo, ponerlo primero, y
procurar que él estuviera bien, pero en un determinado momento fue más por inercia
que por querer hacerlo.
Y ahora veo que él me daba algo que
nunca pude darle yo.
Nunca lo planee así, yo quería que funcionara,
quería que me enamorara cada cosa de él, pero no fue así.
Sus desperfectos hacían todo más
difícil.
Él se convirtió en esa imagen de lo
que siempre he querido evitar, su control, su pasividad, su conformidad, su
miedo.
Todo de lo que siempre he
tratado de correr, él, era un reflejo de todo eso.
En medio de nuestros problemas e involuntariamente, excusaba todo
lo que hacía con inseguridades, complejos y traumas.
Yo nombre mis fallas en la relación como miedo.
Y todo esto opacaba todo lo que
pudimos haber tenido,
Poco a poco y sin darnos cuenta
empezamos a construir una muralla que termino separándonos.
Egoistamente, los dos nos enfocamos en que queríamos y en como el otro podía satisfacer nuestras necesidades,
Nos basamos en llenar un vació, un complejo,
un estándar
Fue ahí donde me di cuenta que estábamos juntos
porque no había razón por la cual no debiéramos estarlo.
Éramos perfectos, el uno para el
otro, lo que siempre esperamos, lo que siempre quisimos,
El que no haya razón para no hacerlo no significa que debas hacerlo.
Esa es la lección que aprendí.
Era tan perfecto para todos que
trate de convencerme que es lo que quería, pero no lo fue,
Aunque a pesar de todo, lo intente, siempre supe
que iba a terminar así, solo que nunca me escuche y tontamente quise opacar esa
voz interna.
Conforme pasó el tiempo dejó de
provocar emoción en mí, ya no había mariposas, ni ganas de verlo, ni extrañarlo.
Era un compromiso de estar con él, una automatización de palabras.
A pesar de todo, lo intenté.
Quise quererlo, rescatar las ruinas de lo que teníamos, pero no pude.
Su enojo era el reflejo de su frustración,
él se sentía inseguro y culpable por lo que
nos pasaba,
yo me sentía culpable y entonces lo aguantaba
todo.
Hasta que decidí que él no merecía
esto, ni yo.
Y vi que nada estaba escrito, recordé que de los errores se aprende.
Y siempre estuve consciente que de las
decisiones siempre vendrán consecuencias.
Y con el miedo y la incertidumbre ahogando mi
mente, lo hice.
Por él. Porque merece a alguien que lo ame por ser
quien es, porque es un buen hombre y
tiene un buen corazón, y sé que sabrá
hacer muy feliz a una mujer, cuando encuentre
a la adecuada. Y ella será muy
afortunada.
Por mí. Porque tengo derecho que de
alguien con una mirada cimbre las fibras de mi alma. A alguien que ame mis
defectos más que mis virtudes y acepte quien soy.
Alguien que no sea mi otra mitad sino la naranja completa, y que nuestros mundos se fusionen cada que
estamos juntos, que nuestros universos giren en sintonía perfecta.
Alguien que me rete a crecer y me impulse a ser mejor, no que corte mis alas por miedo a que vuele muy lejos.
Y a pesar de que lo intente, tuve
que tomar una decisión por los dos, y termino todo.
Comentarios
Publicar un comentario